Pedro A. García Bilbao
El gran poeta lírico norteamericano Walt Whitman (1819-1892) se encontraba en Europa a inicios de los años 70 del s. XIX. Conocedor y respetuoso con la cultura española, cuya presencia en América siempre tuvo presente con cierta devoción, la noticia de la proclamación de la Joven Primera República Española el 11 de febrero de 1873 le llevó a escribir este poema, en el que señala cómo de entre los restos de un pasado agotado —y que no es sólo el español, sino el de Europa entera— renace la libertad en la forma de República. En la visión de Walt Whitman, en aquel viejo país agotado anterior a 1873-74, la libertad renace y con ella España, a quien ahora y merced a la República sus Hijos americanos pueden llegar a conocer realmente pues su verdadero rostro es el de la libertad; aunque teme que nubes oscuras se ciernan de nuevo sobre ella, el destello de la República de aquellos días mostró su rostro verdadero. La imagen empleada para resaltar lo fugaz pero intenso del momento es de gran belleza; nos describe la luz de la joven República como el fulgor de una espada, como el reflejo fulgurante que sale una espada cuando la desnudas y blandes, es decir, la República como la espada de la Libertad no es por nada que Witman sea considerado un poeta de gran alcance.
Walt Whitman no se refiere solamente a España, sino a la libertad que aguarda, allí y en todas partes, a aflorar entre los obstáculos, a salir a la luz y alcanzar a todo mundo. Es la libertad, la verdadera protagonista del poema, y la España del 73 quien la convoca. Libertad universal, República universal, la fraternidad y la España de 1873 como ejemplo en aquel instante, podríamos decir que en estas ideas se resume el bello poema de Walt Whitman a nuestra primera república, un mensaje de esperanza, una ilusión que sigue siendo necesaria en estos días de penumbra que vivimos.
La versión de Armando Vasseur —quizá la primera— es controvertida pues se toma algunas licencias. Vasseur, uruguayo de familia emigrante francesa, es un ardiente patriota y americanista, «retocará» el sentido de algunos de los poemas, añadiendo referencias a su país o al Río de la Plata en algunos versos en los que el autor repasa las tierras americanas. En el poema que nos ocupa, Vasseur traduce como «América», la voz escogida por WHitman «Columbia»; una traducción quizá más ajustada a «A glimpse as of thy Mother’s face Columbia», podría ser «una visión fugaz del rostro de tu madre es, ¡oh Columbia!, en vez de la opción de Vasseur «Una visión rápida como el rostro de tu madre ¡oh América!». Pero además de esa «colonización latinoamericana», Vasseur se toma otras licencias. «Crumble», en sajón antiguo está relacionado con «migas», pero no vemos correcto el uso de esta acepción, y es por ello que escogemos «desmoronados» para los palacios de esa«entera» Europa, llena de ceremonias vacías (mascaradas sin sentido ya), caídas catedrales y tumbas de viejos sacerdotes, aunque optamos por mantener la opción de Vasseur de tumbas levíticas para esta última. Se ofrece aquí, por tanto, una versión nueva, que seguro es mejorable, pero que creemos es más legible en castellano que la que en su día nos dio Vasseur. Agradeceríamos opinión o noticia de otras versiones al castellano.
Disponemos el poema en dos formas, nuestra versión, basada en el diálogo entre la de Armando Vasseur (Walt Whitman. Poemas, (Versión de A. Vasseur), Sempere editor, Valencia 1912, pp. 41-42), y el original en inglés tomado de Collected works of Walt Whitman
España (1873-1874)
De los negros flancos de pesadas nubes,
De entre restos feudales y esqueletos amontonados de los reyes,
De los escombros de una Europa entera de mascaradas vacías,
caídas catedrales, desmoronados palacios y tumbas levíticas,
¡Mirad! He aquí que se alzan las rejuvenecidas facciones de la Libertad.
He aquí que aparece el mismo rostro inmortal.
(Una visión fugaz del rostro de tu madre ¡oh Columbia!
Un relámpago deslumbrante como el de una espada, Luce hacia ti.)
He aquí que aparece el mismo rostro inmortal.
No creas que te olvidamos, madre nuestra;
¿Has quedado largo tiempo atrás?
¿Las nubes van a cerrarse de nuevo sobre ti?
¡Ah! pero ya te has mostrado a nosotros, en persona,
Ahora te conocemos,
Dejándote entrever nos has dado una prueba infalible,
¡De que allí, como en todos lados, aguardas tu hora!
Versión original
Spain, 1873-74
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